LAS DESVENTURAS DEL JEQUE
Mientras paseaba en su jaca,
un jeque
(medio babieca)
de pronto sintió jaqueca
y se quitó la casaca.
Luego lloró:
— ¡juaca juaca! —
y prosiguió, cabizbajo,
sin ver un pozo
debajo
del bejuco ajado y brujo,
donde cayó el papandujo,
con jocundo desparpajo.
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