martes, 27 de noviembre de 2012

BOTÓN VIAJERO



Cansado de compartir
una camisa, el botón,
agitado,
dio un tirón
y se fue al piso a vivir.

  Lo tenía que decidir
porque siempre estuve lejos
del mundo,
y los trapos viejos
en que se había convertido
el camisón destruido
ahuyentaban los espejos.
Paseó durante un año
por polvorientos rincones,
conoció cuatro ratones
y un monigote ermitaño.

Junto a la puerta del baño
lo encontró la costurera.

— ¡Vaya! —dijo—. ¡Si no fuera
casual me daría risa!—.

Y regresó a la camisa
de donde se desprendiera.

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