EL ANTOJO DEL ZANCUDO
Quedó maltrecho el zancudo
porque tenía la obsesión
de “zamparse” un papelón
que estuviera melcochudo,
y como hallarlo no pudo
“se rascó” con un guarapo.
Él mismo se dio un sopapo
con un ala en la nariz
y terminó haciendo –¡atchís!
un día entero el gusarapo.
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