lunes, 26 de noviembre de 2012

CULEBRA EXTRAVAGANTE



Como era Navidad
una lora de gran fama
se fue a comer una auyama
a una remota ciudad.

Pero allí la sociedad
vio aquello como un capricho,
lo dispuso en entredicho
ante la fauna y la flora
y, desde entonces, la lora,
no es más que un lánguido bicho.

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