Guaco, gocho merideño,
se tomó una Pizca Andina
y, al salir de la cocina,
se adormeció como un leño.
Sin sacudirlo del sueño
donde un lobo de mar era,
lo echaron en una estera
dos indios de faz redonda
y, abrazado a una anaconda,
se despertó en la frontera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario